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Tras heredar una gran fortuna, Andres Kaufmann se planteó un gran desafio: resucitar Leica, una marca reconocida de cámaras fotográficas, decayendo desde el año 2005. Para este austríaco la compra de la compañía alemana, que lanzó al mercado las primeras cámaras de 35 mm, se inició con una decepción.
Cuando Kaufmann compró Leica, la marca tan querida por Robert Capa o Henri Cartier-Bresson, no era más que la sombra de sí misma, ahogada en deudas y víctimas de su propio error. El error se achaca a no haberse sumado a la fotografía digital. Kaufmann comenzó la restructuración de la empresa tras haber comprado sus participaciones al grupo de lujo francés Hermès. L estrategia en la que se basó para levantar la empresa fue sumarse por completo a la fotografía digital.
Muchos han sido los comentarios que han salido a la luz para explicar esta gran inversión. Podemos conocer el testimonio del presidente del consejo de vigilancia que señala, "La empresa estaba en muy mal estado e incluso sus directivos dudaban de la calidad de los productos”, lo que hizo que se tomara la decisión de invertir en ella.
Seis años después, Andres Kaufmann está a punto de ganar su apuesta. La compañía anunció recientemente ventas en alza del 31,8% a 115,6 millones de euros en los primeros seis meses del ejercicio iniciado a caballo entre 2011 y 2012. Vamos más allá. El fondo de inversiones Blackstone, uno de los mayores del mundo, acaba de invertir 160 millones de euros en el negocio, lo que podemos tomar como una buena señal. Los productos reverenciados por los “leicamaníacos” son productos muy caros. Hablamos de una gama de gran calidad y precisión. Actualmente Leica ha puesto sus ojos en China. Es en el país asiático donde pretende iniciar una nueva etapa que tendrá como objetivo generar para su empresa clientes adinerados.
Gracias a este nuevo mercado, Leica espera duplicar en 2016 su volumen de negocios anual, y elevarlo hasta unos 500 millones de euros. Lo que significará que esta marca ha vuelto a nacer.
Fuente: AFP.com
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